Cuando empezamos a trabajar en Stork, nuestro objetivo principal era (y sigue siendo) hacer que las personas sientan que trabajan juntas y no de forma remota.
A diferencia de Zoom, Google Meet, etc., no exigimos que las personas programen llamadas ni intercambien enlaces para que las llamadas hablen entre sí.
En Stork, podéis llamar a vuestro compañero de equipo en cualquier momento (podéis comprobar si están disponibles) y os veréis en una pequeña ventana que no os distraerá a ninguno de los dos.
Podéis encender el vídeo y ver las caras de los demás. Recortamos tu rostro de forma inteligente para que siempre estés enfocado, incluso cuando te mueves. Es una experiencia mucho mejor para llamadas de larga duración que la de Zoom. Puedes atender una llamada en Stork durante horas y tus compañeros de equipo pueden unirse a la llamada (a menos que la hagas «privada»). Esto te da la sensación de que tus compañeros de equipo están a tu lado. Es fácil hablar y hacer las cosas de esta manera en lugar de programar llamadas en otras aplicaciones.
